| Llega el paisano al rancho y le dice a su china: “¡Desvístase, m’ija!”   La mujer, muy obediente, aunque algo asustada, se desviste.   Entonces el paisano comienza: “Dos ojitos, una naricita, una boquita, dos orejitas, dos tetitas,   el "sapiroco", el culito y… dos piernitas. Listo, m’ija. Vístase nomás.”   Ella lo mira intrigada y le pregunta: “¿Acaso se volvió loco, mi negro?   “No, m’ija” –responde el paisano y agrega: “Sólo estaba haciendo inventario.   Lo que pasa es que andan diciendo por ahí que a usted se la están comiendo…” | 
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