El tema se abordó en un congreso organizado por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Los expertos insistieron con no humanizar a las mascotas, sobre todo si tienen capacidad agresiva.
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Por competencia, por miedo, por el territorio o por dominancia los perros suelen morder. Y las mordeduras pueden convertirse en una verdadera tragedia familiar cuando el animal es fuerte y agresivo. Los expertos señalan que la mayoría de las mascotas que muerden reinciden, y que los niños pequeños son las principales víctimas. Sin embargo, algunas recomendaciones sumadas a las terapias cognitivas conductuales permiten reducir la agresividad.
Las mordeduras y el análisis de la conducta de los animales de compañía fue uno de los temas del 7º Congreso de Atención Primaria de la Salud. Se hizo en Mar del Plata y fue organizado por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y el Consejo de Salud Provincial (COSAPRO).
“Como bien indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mordeduras caninas son un problema de salud pública en todo el mundo. Requieren prevención y un aprendizaje por parte de los dueños de las mascotas, que deben asesorarse para la crianza del animal y para ejercer una tenencia responsable”, señaló el Ministro de Salud provincial, Alejandro Collia.
En nuestro país hay un perro cada cuatro habitantes, cuando la recomendación de la OMS es que haya uno cada 10. “Estamos excedidos en cantidad y esto genera mayor riesgo de propagación de zoonosis y de las agresiones”, explicó Eduardo Reynés, coordinador de la comisión de Zoonosis del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires.
El especialista contó que en el municipio de Tres de Febrero, donde se desempeña, crearon un Centro de Etología Clínica, una especialidad que se ocupa de analizar el comportamiento animal y de controlar a los perros mordedores durante los diez días posteriores al evento, para constatar posibles casos de rabia. En ese distrito se reciben unas 800 consultas anuales por mordeduras. Un 25 por ciento de las víctimas debe aplicarse el tratamiento antirrábico por no poder identificar al animal agresor, algo común cuando se trata de perros callejeros.
Cuidado con los reincidentes
“Observamos que algunas familias nos traían a sus perros dos o tres veces al año, es decir, se trata de perros reincidentes en la conducta agresiva. Esta observación nos llevó a crear el centro de etología, que nos permite observar al animal y ofrecer orientación a los dueños para evitar nuevas lesiones”, explicó Reynés.
A partir de esta experiencia se supo que las mordeduras más graves se producen en la propia vivienda del animal hacia un miembro de la familia. Y que los animales domésticos que más atacan son los perros machos. Mientras que las víctimas más frecuentas son los niños varones que forman parte de la familia.
“Desde el punto de vista del perro, la familia es la jauría de la que forma parte. Al tenerlo a su altura, es posible que observe al niño como a un par y como una competencia, ya sea por el espacio en la casa o por el alimento”, detalló el profesional. También dijo que estas situaciones traumáticas se pueden prevenir en la medida que uno aprenda a criar al perro y que la crianza funciona mejor si se hace desde los primeros cinco meses con un criterio acertado. Para lograr una socialización positiva, hay que jerarquizar al animal como mascota y evitar humanizarlo.
“Suele ocurrir que los chicos no saben leer a tiempo las señales previas a la mordida, como la mirada fija, el cuerpo tenso o los gruñidos. Ese desconocimiento también los hace más vulnerables”, agregó en el congreso Virginia Ragau, veterinaria y especialista en etología.
Ragau realizó 227 entrevistas a dueños de perros mordedores. Explicó que de cada caso hay que hacer un análisis completo del comportamiento animal y del contexto para evitar las reincidencias. “Lo más importante es saber qué perro nos conviene tener en función del espacio que tenemos y del grupo familiar que integramos. De lo contrario la mascota, que debería ser una compañía agradable, puede convertise en un enemigo con cama adentro”, alertó la experta.
Por qué muerden los perros
* Por dominancia y competencia. El perro puede reaccionar con una mordedura por el alimento, el lugar de descanso, un juguete o como una respuesta a la manipulación. Actitud corporal: gruñidos, mirada fija y erizamiento del pelaje en el lomo.
* Por miedo. Los perros que fueron sometidos a situaciones de estrés por maltrato, trauma o castigo y aquellos que no fueron correctamente socializados suelen tener un temperamento irritable y proclive a las reacciones agresivas. Actitud corporal: las mascotas se agachan, llevan la orejas hacia atrás y ponen la cola entre las patas.
* Cuando ve amenazado su territorio. El perro puede morder como un comportamiento de supervivencia. Actitud corporal: ladridos, vocalización y gruñidos.
Fuente: Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
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