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- 23/06/15
La garrapiñada nacional y popular
Porteños: Carmelo Corsaro.Le da la espalda al Teatro San Martín y vende también mucha charla política. Se considera un “busca” y nombra a famosos.
Locuaz: Corsaro, inamovible de su puesto a espaldas del San Martín. (Maxi Failla)
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Desde hace tiempo, en la puerta del Teatro San Martín, plena calle Corrientes, se oye una voz de hombre que, con tonos diferentes, juguetón, amable, osado, etc., nos incita a conversar. O a comprarle.
“¡¿Cómo?! Acercate, no escucho.... Sí, vendo garrapiñada... Garrapiñadas especiales. De almendra, pistacho, girasol... Pero a vos te llama la atención otra cosa, ¿no? Sí, ¿vos venís por lo de la garrapiñada cultural y combativa?... Ahh, me parecía, ¿viste? (...) ¿Cultural por el Teatro San Martín? Jajajá, no, nada que ver. Si te fijás, yo le doy la espalda al San Martín. Es una manera de administrar con la que no comulgo... Mirá: de espaldas al San Martín y de frente al Centro de la Cooperación... ¡¿Cómo qué tiene que ver? ¡Mucho tiene! Pensalo bien...”
“Ahora está de moda poner estatuitas de famosos. La estatua de Tato Bores, la de Olmedo con Portales... Pavadas. Al vendedor callejero habría que ponerle un monumento. A nosotros, nosotros deberíamos ser patrimonio cultural. El “Busca”, ¿oíste hablar del busca? Es una figura muy nuestra, y yo soy eso: soy un busca de la calle Corrientes”.
“(...) Cambió mucho Corrientes. Yo no sé por qué, pero cambió tanto que a esta altura yo debo ser el personaje más concido que existe. Diez años en la puerta del San Martín... Esto lo hablamos con el ministro de Cultura de la Ciudad... Sí, con Lombardi lo hablamos. El dice que hay más pizzerías que librerías, y es verdad. Yo no sé por qué fue pasando esto, pero Corrientes se transformó en la avenida de las pizzerías. Hoy, lo gastronómico es más importante que la bohemia. Los libros pasaron a un segundo plano...”
“La grieta, eso que llaman grieta, nada que ver conmigo. Acá, en mi puesto, no hay grieta. Yo creo en el diálogo. Acá vienen todos, viene Cristian Ritondo, del PRO, viene Fabián Gianola, que está con Massa... La hija de Nazarena Vélez, Barbi... Vienen todos y, como no hay grieta, compran mi garrapiñada cultural y combativa que se llama... ¿vos sabés cómo se llama mi garrapiñada? Don Víctor Hugo Morales”.
“El Baby Etchecopar, ese si que no es K, vino y me llevó más de cien pesos. Dame esto, esto, esto, esto, esto... Hay que gastarse cien pesos en garra... Después, un capo Baby, habló todo un día de mí en la radio (...) A la hija de Nazarena, además, le cuido el auto. Ella es una de las únicas personas que puede estacionar a toda hora sobre Corrientes...”
“No, no yo no paro nunca. Por eso puse el cartel. No paro ni especulo. Especular no es mi manera de ocupar un lugar en este mundo. Yo cobro la garrapiñada lo mismo que hace un año y medio: 5 y 10 pesitos... ¿Cómo puede ser? Puede ser, sí, las cosas aumentan, no aumentan tanto, pero aumentan. La materia prima, las bolsitas, todo aumenta... El tema es que no nací para ganar sino para llevar una vida simple. A mí me gusta eso. Simple. No me interesa comprar dólares o ir a un country. Simple, con mi familia. Feliz. La plata no me interesa, por eso trabajo de lunes a lunes… Esa es la relación que tengo con la plata (...) Yo creo que soy un comerciante que me animo a los cambios. Y no tocar los precios es una manera de cambiar, ¿no te parece?”
“Y bueno, che, si hay ciertas apologías y rechazos por mi identificación política con el proyecto de Néstor y Cristina, yo no me doy cuenta. No quiero darme cuenta. A mí me gusta pensar que Patria quiere decir democracia, y que todos debemos decir lo que pensamos sin problemas”.
“Esto es buenísimo: Hugo Chávez fue a dar una conferencia en el Centro de la Cooperación, acá enfrente y, a la manera de Néstor, rompió el protocolo para ver qué cosa era lo que yo vendía... Estaba serio, miraba el paquetito, no sé si sabía qué era la garrapiñada. Y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, también vino. La actitud de Correa fue distinta, se reía, parecía más relajado... quizás sí sabía que yo vendía algo rico, no sé...”
“... Diez años acá, creo que me gané un lugar y, te soy sincero, siento el reconocimiento y el cariño de la gente. Además, bueno, la verdad es que hago algo que tiene una calidad incomparable... “
“¡Alcón! ¡Casi me olvido de Alfredo! Cómo le gustaba la garrapiñada a ese hombre...”
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