miércoles, 20 de mayo de 2015

mIGUELITO

Miguelito, argentino,  de mediana edad, en su primera visita a Amsterdam, visita la zona roja y entra en un gran burdel.

La matrona lo invita a tomar asiento y le envía una muchacha joven para que lo entretenga. Se sientan, juguetean un ratito, se ríen un poquito; beben otro poquito, y ella se sienta en el regazo del turista.

Él le dice algo al oído y.. ella se sorprende, niega con la cabeza y sale corriendo!

Viendo esto, la matrona le envía a una chica más experimentada para entretenerlo. Se sientan, juguetean un ratito, se ríen un poquito; beben otro poquito, y finalmente ella se sienta en el regazo del turista.

Él le dice algo al oído y ella dice "¡NO!" y sale caminando rápidamente.

La matrona está sorprendida:

- ¿Cómo es posible que este hombre del montón haya pedido algo tan extraño?, ¿cómo es posible que dos de sus chicas no quieran saber nada con él?

Decide que sólo logrará algo la más experimentada: Lola. Lola nunca ha dicho que no, y no hay nada -pero nada!- que la sorprenda.

Entonces la envía con el caballero de marras. Se sientan, juguetean un ratito, se ríen un poquito; beben otro poquito, y ella se sienta en el regazo del turista.

El le dice algo al oído y ella grita:

- "¡¡DE NINGUNA MANERA!!", le pega un sonoro bofetazo, da media vuelta y se va.

La matrona está ahora absolutamente intrigada: jamás ha visto algo similar en todos sus años administrando burdeles.

Si bien hace mucho que no hace el trabajo está segura de que ha dicho "sí" a todas las cosas que un hombre puede pedir.

Debe averiguar qué ha pedido este hombre que ha hecho enojar a las chicas.

Se acerca y le dice al hombre que ella es lo mejor de la casa y está disponible. Se sienta y conversan. Juguetean, ríen, beben y después ella se sienta en el regazo de él.

Él, entonces, se inclina sobre ella y le susurra al oído:

- "...¿Puedo pagar en pesos argentinos?"

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