Había un terrible incendio en un edificio.
La gente que estaba en los pisos inferiores
fue subiendo, desesperada, a la azotea.
En medio del estupor general aparece un gallego fortachón en la acera y comienza a gritar:
¡Arrojaos, arrojaos que yo os atajo!
Todos pensaron que estaba loco.
Pero luego de unos minutos y viendo que el "infierno" se aproximaba y que estaba perdido, uno de ellos se arrojó al vacío...
El gallego realmente lo ataja con gran destreza y el tipo sale caminando como si nada.
Entonces, viendo que el sistema funcionaba, comenzaron a arrojarse los demás, uno por uno.
Luego de unos cuantos, se arroja un negro recién llegado de Nigeria.
El gallego se queda mirando hacia arriba mientras el pobre nigeriano viene cayendo a gran velocidad, lo esquiva y el negro se hace torta contra el cemento.
El gallego sin mirar siquiera al piso, se dirige hacia arriba y les grita:
¡No perdáis tiempo con los quemados!
¡Lanzaos los que estéis sanooooos!!!
sábado, 6 de abril de 2013
EL BOMBERO GALLEGO
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